Hoy el tema de la competitividad está en el punto de mira de todas las empresas y profesionales que ven en la calidad una manera de asegurarse el futuro. Pero, mirándolo fríamente, ¿cómo puede mejorar la competitividad de la empresa aumentando la calidad de los procesos de la misma? ¿Qué factores podemos tener en cuenta?
Naturalmente, cuando pensamos en una empresa de fabricación pensamos en el concepto de la calidad como a la mejora de las características del propio producto. Es decir, la calidad se refiere a un producto que cumple con unas determinadas especificaciones técnicas y con la satisfacción del usuario. Aumentar la calidad tiene un alto coste porque se necesitan mejorar los diseños y los procesos, estudiar la posibilidad de incorporar nuevos materiales y establecer nuevos controles para detectar fallos. De igual manera se realiza en las empresas de servicios, mejorar la calidad del servicio significa, en definitiva, mejorar los procesos y los puntos de control de calidad de los mismos.
Pero, cuando hablamos de calidad en la empresa, no únicamente nos centramos en el producto y/o servicio final, y la aceptación que realiza el cliente final, sino que nos tenemos que centrar en el conjunto de la organización. Para ello debemos pensar en dos factores: los procesos y los trabajadores.
Desde el punto de vista de los procesos:
Desde el punto de vista de los procesos:
A día de hoy sabemos que si aplicamos sencillos pero eficaces sistemas de gestión es posible aumentar la calidad, la productividad, la competitividad, y tal vez, lo más importante, asegurar el futuro y la continuidad de la empresa como la de los trabajadores.
En este sentido, para aumentar la competitividad muchas empresas se han puesto manos a la obra para reducir los costes y aumentar la calidad. Si conseguimos realizar productos y/o servicios mejores, reduciendo los costes, seremos más competitivos.
Para reducir los costes disponemos de varias maneras:
- La recomendable, es la de diseñar, mejorar y optimizar los procesos, para evitar errores y fallas. Seguramente, la mejora del proceso asegure una mejor calidad en el trabajo del personal y una mejora en el producto y/o servicio. Esta opción, suele comportar un coste inicial elevado, ya que se debe invertir recursos para aumentar la rentabilidad del proceso, pero a largo plazo, la reducción de costes de producción y la mejora de la calidad del producto y/o servicio, no sólo compensa, sino que garantiza la permanencia de la organización en el mercado.
- La que habitualmente se utiliza, es la de exprimir la maquinaria y el personal, a costa de horas extra y de reparaciones de maquinaria obsoleta. Inicialmente, el único coste es el de las horas extras del personal, gran parte del tiempo los trabajadores están verificando y reparando errores, y no se mejora la calidad del producto y/o servicio. En estos casos, los trabajadores se queman, ya no sólo por el trabajo extra que realizan, sino que se encuentran desmotivados, ya que todas las tareas y actividades que realizan se acaban complicando y deben repetir la misma tarea varias veces para corregir los errores.
Por lo tanto, si conseguimos mejorar los procesos, deberíamos asegurar la continuidad de la empresa y aumentar la satisfacción laboral.
En este sentido, para aumentar la competitividad muchas empresas se han puesto manos a la obra para reducir los costes y aumentar la calidad. Si conseguimos realizar productos y/o servicios mejores, reduciendo los costes, seremos más competitivos.
Para reducir los costes disponemos de varias maneras:
- La recomendable, es la de diseñar, mejorar y optimizar los procesos, para evitar errores y fallas. Seguramente, la mejora del proceso asegure una mejor calidad en el trabajo del personal y una mejora en el producto y/o servicio. Esta opción, suele comportar un coste inicial elevado, ya que se debe invertir recursos para aumentar la rentabilidad del proceso, pero a largo plazo, la reducción de costes de producción y la mejora de la calidad del producto y/o servicio, no sólo compensa, sino que garantiza la permanencia de la organización en el mercado.
- La que habitualmente se utiliza, es la de exprimir la maquinaria y el personal, a costa de horas extra y de reparaciones de maquinaria obsoleta. Inicialmente, el único coste es el de las horas extras del personal, gran parte del tiempo los trabajadores están verificando y reparando errores, y no se mejora la calidad del producto y/o servicio. En estos casos, los trabajadores se queman, ya no sólo por el trabajo extra que realizan, sino que se encuentran desmotivados, ya que todas las tareas y actividades que realizan se acaban complicando y deben repetir la misma tarea varias veces para corregir los errores.
Por lo tanto, si conseguimos mejorar los procesos, deberíamos asegurar la continuidad de la empresa y aumentar la satisfacción laboral.
Desde el punto de vista de los trabajadores:
Ya no se puede perder el tiempo y el dinero en repetir y revisar cosas mal realizadas, es necesario la cooperación de todos los implicados para erradicar defectos, aportar soluciones, sugerir mejoras, y tomar iniciativas que lleven a la excelencia tanto de la producción como de las relaciones laborales. Para que todo esto suceda es necesario sensibilizar, motivar, enseñar y aportar soluciones concretas a problemas específicos. debemos implicar a todos y cada uno de los integrantes de la organización, a empresarios y directivos, porque sin su compromiso nada se puede hacer. Los mandos intermedios deben transformarse en los motores del cambio y obtener la colaboración de todos los trabajadores ya que sin ellos estos sistemas no dan resultado.
El punto de partida es una apropiada gestión de los recursos humanos de la empresa. La formación y el desarrollo de los trabajadores a todos los niveles orientados hacia la gestión de la calidad es imprescindible.
Gestionar la calidad es mucho más que un concepto, es una filosofía empresarial, que debe implantarse en la organización de una forma global y progresiva. Lo que permite que funcione es el cambio de actitud que experimenta todo el personal y la motivación que sienten por su trabajo.
El trabajador debe conocer lo que está haciendo, el por qué lo hace y para quién. Debe percibir la utilidad de su trabajo no como un simple eslabón de todo un proceso. A medida que el trabajador está inmerso en el cambio, sentirá inquietud por hacer las cosas bien si tiene autonomía en la realización de sus tareas, entendida éstas como una responsabilidad concreta y directa sobre lo que está haciendo. Por último, se considera que para cualquier trabajador es fundamental conocer los resultados del trabajo que realiza, tanto si son positivos como negativos.
Si se implanta un sistema de gestión para mejorar la calidad, como puede ser el basado en la norma ISO 9001:2015, las personas se sienten mejor con su labor porque comprenden su significado y su utilidad, comprueban que no son un simple elemento en la organización, sino que tienen una responsabilidad que cumplir y que sus compañeros necesitan de ellos para desempeñar bien sus funciones. Se mejora la comunicación, valorándose las ideas y las sugerencias de todos.
Podéis consultar en el siguiente enlace los costes de la calidad y de la no calidad, así como todos los factores que intervienen al implementar un sistema de gestión de calidad: COC (costes de la calidad y de la no calidad).
Si estás interesados en conocer cómo podríais implementar un sistema de gestión basado en la norma ISO 9001:2015, podéis consultar el siguiente enlace: Guía para elaborar la documentación de calidad en base a la norma ISO 9001:2015.
Podéis consultar en el siguiente enlace los costes de la calidad y de la no calidad, así como todos los factores que intervienen al implementar un sistema de gestión de calidad: COC (costes de la calidad y de la no calidad).
Si estás interesados en conocer cómo podríais implementar un sistema de gestión basado en la norma ISO 9001:2015, podéis consultar el siguiente enlace: Guía para elaborar la documentación de calidad en base a la norma ISO 9001:2015.
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